Cuando el sueco Eric Lund sintió el llamado de Dios a ir a España como misionero, obedeció de inmediato. Aunque no vio mucho éxito en lo que hacía, perseveró. Un día, conoció al filipino Braulio Manikan y le predicó el evangelio. Juntos, Lund y Manikan tradujeron la Biblia a un idioma local de Filipinas, y más adelante, inauguraron la primera estación misionera bautista en ese país. Muchos acudirían a Jesús gracias a que Lund, al igual que el profeta Isaías, respondió al llamado de Dios.